viernes, 23 de enero de 2015

ImVecindario.Cap.20"Las bragas de mi vecina"

"L" es una amiga que vive en un edificio colindante con tan solo 6 apartamentos, dos por descansillo.
Es un edificio habitado casi en su totalidad por gente de la misma familia representada por señoras muy amables si no se les moja más tarde de las doce de la noche. De esas que te sonríen en el ascensor y luego comentan con las amigas mientras se atusan el cardado "¿Esa, la del segundo? ¡Esa es una fresca!"
Son traicioneras como las sábanas bajeras, esas de la gomilla ajustable que parecen muy cómodas y prácticas hasta que un día te la juegan de la manera más rastrera cuando las vas a tender en ese patio compartido y no te das cuenta que en ese dobladillo arrugado esconden un arma: tus bragas naranjas.


Y las ves un segundo antes de la catástrofe, asomando, como riéndose de ti. Y ya no puedes hacer nada, y como a cámara lenta hacen equilibrio entre las cuerdas del tendedero antes de caer al vacío y aterrizar en los geranios de la vecina.


Menos mal que "L" no es especialmente vergonzosa y rauda bajó las escaleras para pedir excusas y recuperar su tesoro. Pero un domingo a esas horas igual estaban en misa rezando al cristo. Así que decidió bajar un poco más tarde.
Pero después de misa seguro que se fueron a tomar el aperitivo, se encontrarían con fulanita y con menganita que seguro les invitó a ver sus nuevos tresillos estampados de flores y se liaron, se liaron y lo mismo terminaron en el bingo porque nadie apareció por esa casa.


Consciente de que sus bragas seguían adornando los geranios, pero impotente por no poder rescatarlas con cierta dignidad, "L" se marchó a una cita que ahora mismo no recuerdo (bien pudo ser conmigo en el karaoke), total que llegó a su casa a las tres de la madrugada.


No eran horas de tocar el timbre así que subió las escaleras pensando en recuperarlas al día siguiente....pero no hizo falta.
Al pasar el primer rellano, a la altura de sus ojos y para disfrute de todo el edificio, sobre todo para los asistentes a la fiesta del vecino, aparecían colganderas en el pomo de su puerta: las bragas naranja.


Con nocturnidad y alevosía, así se las gastan las señoras que se atusan el cardado y juegan al bingo.


Recomendaciones: Incinerar todas las braga-faja color chicha antes de que suceda una catástrofe de proporciones épicas y ahorrar para una secadora.







martes, 20 de enero de 2015

ImVecindario.Cap.19"En Tierra Hostil"

Me gustaría contar algo realmente alucinante para justificar mi abandono del blog como que me había fugado a Las Vegas a casarme con Elvis, que me habían secuestrado y estaba camino de oriente para unirme a la yihad, que los Reyes me trajeron un perro y se comió lo deberes... pero ni Elvis está vivo, ni me caen bien los camellos, ni tengo perro aunque si me caen bien.
Toda esta espera ha sido fruto de una mezcla de navidades, que soy más vaga que dormir vestida y que estaba esperando el desenlace de un cúmulo de hechos acontecidos en mi imvecindario que me tienen curiosona.


Entre mi edificio y el contiguo hay una escalinata que sube al campanario de la iglesia. En un lateral de esa escalinata se encuentra un restaurante chino, en origen.
Digo en origen porque ahora también hacen comida japonesa y tailandesa y cualquier día colonizarán el cocido madrileño en oferta y a domicilio.


Me parecía raro que al pedir chino, los repartidores fueran jovencitos gitanos, marroquíes...no tengo muy claro su procedencia.
Pensaba: "¡Cómo está el tema que hasta los chinos se han quedado sin chinos para tanto negocio!" Igual que ha hecho el chino moderno de los bajos del edificio que en su tienda de moda ha contratado a una señorona pizpireta de pelo cardado que puede venderte una estufa en el desierto.
Pero no.
Se cuece algo en el restaurante chino y no son fideos.
En esas escaleras se juntan todos los posibles "adolescientes" de "Hermano Mayor" roceño. Una mezcla de chonismo y malaje que no pinta bien y me tiene el suelo de pipas y chicles que da pena verlo.
Mi vecine Will, que tiene la belleza como castigo pero que también es un poco "La vieja del Visillo", ya me había comentado que son habituales las visitas de la benemérita a la escalerilla buscando droga. Y que los "adolescientes" la guardan detrás del cartel del restaurante chino.


Yo me pregunto si a cambio del favor de hacerse los chinos ciegos, los "adolescientes" no les hacen el reparto de comida a domicilio con sus motos de gitanillo de barrio.


Ayer al cruzar la escalinata para llegar a mi casa me crucé toda la redada con los guardias civiles cacheando a los "adolescientes" y me dieron unas ganas locas de acercarme al cartel y sacar el pastel. Pero como el sushi no está mal, me regalan calendarios de año nuevo, saben donde duermo y aprecio mi vida...mejor me mudo.