martes, 20 de enero de 2015

ImVecindario.Cap.19"En Tierra Hostil"

Me gustaría contar algo realmente alucinante para justificar mi abandono del blog como que me había fugado a Las Vegas a casarme con Elvis, que me habían secuestrado y estaba camino de oriente para unirme a la yihad, que los Reyes me trajeron un perro y se comió lo deberes... pero ni Elvis está vivo, ni me caen bien los camellos, ni tengo perro aunque si me caen bien.
Toda esta espera ha sido fruto de una mezcla de navidades, que soy más vaga que dormir vestida y que estaba esperando el desenlace de un cúmulo de hechos acontecidos en mi imvecindario que me tienen curiosona.


Entre mi edificio y el contiguo hay una escalinata que sube al campanario de la iglesia. En un lateral de esa escalinata se encuentra un restaurante chino, en origen.
Digo en origen porque ahora también hacen comida japonesa y tailandesa y cualquier día colonizarán el cocido madrileño en oferta y a domicilio.


Me parecía raro que al pedir chino, los repartidores fueran jovencitos gitanos, marroquíes...no tengo muy claro su procedencia.
Pensaba: "¡Cómo está el tema que hasta los chinos se han quedado sin chinos para tanto negocio!" Igual que ha hecho el chino moderno de los bajos del edificio que en su tienda de moda ha contratado a una señorona pizpireta de pelo cardado que puede venderte una estufa en el desierto.
Pero no.
Se cuece algo en el restaurante chino y no son fideos.
En esas escaleras se juntan todos los posibles "adolescientes" de "Hermano Mayor" roceño. Una mezcla de chonismo y malaje que no pinta bien y me tiene el suelo de pipas y chicles que da pena verlo.
Mi vecine Will, que tiene la belleza como castigo pero que también es un poco "La vieja del Visillo", ya me había comentado que son habituales las visitas de la benemérita a la escalerilla buscando droga. Y que los "adolescientes" la guardan detrás del cartel del restaurante chino.


Yo me pregunto si a cambio del favor de hacerse los chinos ciegos, los "adolescientes" no les hacen el reparto de comida a domicilio con sus motos de gitanillo de barrio.


Ayer al cruzar la escalinata para llegar a mi casa me crucé toda la redada con los guardias civiles cacheando a los "adolescientes" y me dieron unas ganas locas de acercarme al cartel y sacar el pastel. Pero como el sushi no está mal, me regalan calendarios de año nuevo, saben donde duermo y aprecio mi vida...mejor me mudo.





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