sábado, 6 de septiembre de 2014

ImVecindario.Cap.12"Atención, Lerda en el garaje"

Otra ventaja de mi edificio es que tenemos plaza de garaje.
Un garaje público con ciertas plazas asignadas a nuestro edificio, que no a cada apartamento. Esta inconcreción sumada a la estupidez profunda de la mujer que trabaja en el garaje, ha sido más que suficiente para generar el capítulo 12.

Hace días que alguien aparca en mi plaza pero como soy bastante pasota aparco en cualquier otra plaza de libre disposición pública aunque entiendo que hay gente de costumbres que quiera dejarlo siempre en la misma como mi vecina "E".

El asunto comienza el día en que mi apolíneo vecino aparcó en la plaza de "E" y la madre de esta quiso aparcar y no pudo. La mujer se lo comentó a la "Lerda del Garaje" en su garita/cueva/lerdera. La Lerda debió apuntar el teléfono de "Will", nuestro héroe de barrio, en la lista de “Los delincuentes más buscados” en aquel momento de pugna garajil y ahí se quedó la cosa sin más. Cada mochuelo a su plaza.

Aquí va una elipsis dramática de 15 días.

Una buena mañana me llama Will acalorado. Le han llamado de la inmobiliaria quejándose de él porque aparca donde le sale de la bolsa escrotal e incluso se llega a comentar un altercado con guardia civil incluida.

Es de intuir que Will es de sangre caliente (no hagan chistes fáciles), y pidió explicaciones a E sobre su madre puesto que era la única persona con la que había hablado de las plazas de parking.

Pero si Will es de sangre caliente, E es de mecha corta y las llamaradas se veían claramente desde mi privilegiada situación de vecina entre ambas casas.
Oía las flechas silbar de lado a lado del pasillo sin dar crédito. Tenía que haber un malentendido.

Esa misma tarde según estoy aparcando veo de lejos a mi casera (recuerden a aquella buena mujer la Señora Pilar que me bajó el alquiler en capítulos anteriores), metida en la garita/cueva/lerdera con un empleado del garaje discutiendo sobre el tema de las plazas.

Aprovechando que tenía que comentarle un asunto de mis cañerías (esto da para otro capítulo), la mujer me dice que está preguntando por un tal Gonzalo con un BMW con asientos deportivos de hortera y tendencia a beberse marmitas de orujo por las noches. Tanto es así que una mañana la Lerda del Garaje se le encaró y acabó viniendo la Guardia Civil.
Conclusión. La lerda del Garaje azorada llamó a su patrón de la inmobiliaria quejándose de un señor, (el tal Gonzalo), dando erróneamente el teléfono de Will y provocando la III Guerra Vecinal

Rota la armonía en el tercer piso llamé a mis adorables vecinos para esclarecer el asunto pero no ha sido hasta ayer que se juntaron en casa de Will con una copa de vino, para que yo me quedara tranquila.

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