Esta vez voy a dar vacaciones a mis vecinos y no porque no generen
temario, que podría escribir capítulo diario, pero tampoco es plan
de sacar protagonistas y que reclamen derechos de imagen.
Este capítulo está dedicado a esos funcionarios públicos que a
diario facilitan la vida de barrio.
-A los agentes de tráfico que pasan las noches escondidos en
coches radar pasando frío polar. Porque estamos rodeados de peligros
públicos que se manejan al borde de la ley, con alma transgresora y
muy poco responsables, como yo... que tiran la basura por la
mañana y no cuando pasa el camión, que cruzan en chándal por la
puerta de la iglesia en domingo, que de madrugada conducen a 10km/h
más rápido de lo permitido (ojo! 10Km/h viene a ser la velocidad
del footing!!)...y como soy consciente de las repercusiones de mis
fatales actos voy a pagar la multa que me han puesto de 100€,
aunque en realidad merezco cárcel sin fianza por lo menos. Voy a ver
si me reformo.
-A los que limpian la calle a las 7 de la mañana al punto de brillo
espejo rompe -caderas con esos aparatos tan silenciosos que dan ganas
de arrancarse los tímpanos. Además seguro que esos 100€ de la
multa van dedicados a una planta de reciclaje. Y no importará que el
único camión que pasa por mi calle mezcle la basura que yo me he
molestado en separar rigurosamente por cubos.
-A la guardia civil que te llama a las cuatro de la tarde y te dice
“en su edificio huele a quemado ¿se ha dejado algo encendido?
y tu sufres tu primera parada cardiorespiratoria, y como trabajas a
30km, avisas a tu santo padre que del susto ni acierta con las
llaves...para que al llegar no quede rastro de guardia civil, ni de
administrador, ni casero...ni olor a quemado.
Eso si, las risas que me eché con mis vecinos el domingo por la
noche bailando kizomba no me las quita nadie.
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